Fotografía y matemáticas. Buscando el retrato perfecto.

Cuando buscamos un rostro fotogénico, una cara que salga muy bien en foto, con facciones bonitas y agradables, pocas veces nos planteamos la gran relación existente entre las matemáticas y lo que podríamos llamar belleza. Aunque lo ideal es que la foto sea lo más natural posible, conocer esto es algo que incluso puede ayudar a aplicar pequeños cambios, casi imperceptibles, pero que pueden mejorar de forma importante la foto.
El número phi (1,618) es un número que se repite de forma constante en la naturaleza. Más que buscarlo de forma aislada, como realmente se nos muestra es mediante una serie o la relación de dos números. Aparece por ejemplo en el número y disposición de los pétalos de las flores, la relación entre la distancia de las espiras del interior de cualquier caracol o caracolas de mar, relaciones y formas de galaxias…Estamos realmente rodeados por este número, incluso de tal forma que lo intentamos utilizar constantemente también en lo que creamos, con el fin de conseguir objetos cuyas proporciones sean “bellas” (tarjetas de crédito, cajetillas de tabaco, en arquitectura se usa constantemente, cirugía plástica, enormemente usado en fotografía y en casi cualquier disciplina que nos podamos imaginar).



El cuerpo humano y el rostro, no podían ser ajenos a esta “ley casi impuesta” por la naturaleza. En el ser humano, la ventaja seguramente era evolutiva. Aquellos cuerpos y rostros que más se ajustan a unas determinadas relaciones (número phi), serían los individuos más idóneos para transmitir nuestros genes a la descendencia. El ajustarse a estas relaciones, a este número, es lo que se ha ido interpretando a lo largo de la historia como “belleza”. Un rostro muy asimétrico, un cuerpo que no guardara unas determinadas relaciones, podía estar relacionado incluso con problemas de salud, por lo que era más aconsejable apostar directamente por un individuo que se ajustase al patrón del número phi.

Tal como decíamos, en el cuerpo humano esta relación se repite constantemente (si dividimos estas distancias, asombrosamente el resultado tenderá a 1,618)
–    La relación entre la altura total y la altura del ombligo (distancia del ombligo a pies).
–    La relación entre la longitud total del brazo (de hombro a dedos) y la distancia desde el codo a los dedos.
–    La relación entre la altura de la cadera y la altura de la rodilla.
Y en el rostro:
–    Relación entre largo y ancho cabeza
–    Relación entre ancho de labios y ancho de la nariz.
–    Relación ente el ancho de la nariz y la distancia entre la nariz y los labios
–    Relación entre la distancia de ojos (pupilas) a punta de la nariz y la distancia de pupilas a los labios

Los cirujanos plásticos, no siendo desconocedores de lo anteriormente escrito, aplican todo esto para conseguir rostros bonitos. Lo importante hoy en día no es tener los labios de Angelina Jolie o cualquier otra actriz o modelo, lo importarte es guardar las relaciones, que el conjunto del rostro guarde una armonía. Estas relaciones, nuevamente se ajustan al número phi.

Trasladar todo esto a un dibujo que sirviera de ayuda para saber cómo se puede mejorar un rostro, es lo que hizo el cirujano Stephen Marquardt. Trasladó las proporciones comentadas en esta entrada, la razón aurea, a segmentos y desde estos a triángulos, que combinándolos con otras figuras y geometrías más complejas le permitió obtener finalmente la conocida como mascara Marquardt.
No es importante el tamaño de los ojos, o de los labios, o la nariz, lo importante es la relación que todo ello guarda, y asombrosamente cuando se superpone esa máscara a un retrato, cuanto más se ajusta, más bello y agradable será éste.

¿Y cómo se traslada todo esto a la fotografía de retrato? Al igual que un fotógrafo de paisaje busca los sitios más bonitos, conocedor que al fotografiar esas vistas va a dar a sus fotos un plus o valor añadido a los ojos de quien las vea, el fotógrafo de retrato (de beauty) suele buscar la mayoría de las veces el rostro más fotogénico, el más perfecto, el que guarde unas proporciones más armónicas, siendo conocedor que ante dos fotos ejecutadas técnicamente de la misma forma, el “espectador” siempre suele valorar de forma más positiva la que tiene el rostro más bello.
La elección de la modelo es fundamental para conseguir un bonito beauty, pero incluso en aquellas con rostros más perfectos, siempre se puede mejorar posteriormente en procesado. En mi opinión hay que intentar ser muy respetuoso y aplicar cambios mínimos, de forma que incluso en ocasiones pasen desapercibidos por la propia persona retratada. No se debería buscar que un rostro se ajuste a las proporciones de las que se ha hablado en esta entrada (al número phi) y que termine pareciendo una persona distinta aunque se consiga el objetivo de que el acabado final sea más atractivo.
Cosas que pueden ayudar a mejorar el retrato son las simetrías. Un rostro simétrico siempre es considerado más bello, aunque asimetrías moderadas están muy bien vistas e incluso hacen que el retrato sea más natural. Una simetría muy perfecta puede hacer que veamos la persona retratada como algo artificial. No estamos acostumbrados a ver simetrías perfectas en nuestro día a día. Pero corregir pequeñas asimetrías suele hacer que la foto mejore de forma importante, y habitualmente estos cambios pasan desapercibidos para la modelo (que es el objetivo ya que es quien mejor conoce su cara)
Si el retrato es frontal, superponer una máscara de Marquardt también puede ayudar a hacer pequeñas correcciones. Pero habitualmente, en la mayoría de las fotos la modelo no aparece de forma tan frontal, por lo que es la experiencia y la práctica la que debe servir de ayuda para ver qué partes se pueden mejorar.
En la foto de cabecera, es asombroso cómo se ajusta la modelo Salut García a la máscara Marquardt. Internet está lleno de fotos de modelos y acctrices a las que se les superpone esta máscara, y en pocos casos de forma tan precisa.
Comentar, que en esta foto, el cambio realizado en procesado ha sido modificar ligeramente el mentón. Es un recorte de un plano americano o imperial, no pensado como retrato de primer plano y para ser utilizado posteriormente donde ha acabado, en esta entrada, pero es de las pocas fotos con el rostro tan frontal que tuve de la sesión. Como en la mayoría de los casos, cuando la modelo abre ligeramente los labios, siempre suele quedar la foto más bonita, pero al no tener completamente cerrada la boca hace que el mentón baje y no se termine ajustando de forma perfecta a la máscara Marquardt. Aun así, es asombroso cómo encaja el rostro y cómo se mantienen las proporciones de forma tan perfecta.
Esto es sólo una pequeña parte que puede ayudar a conseguir mejorar una fotografía de retrato. Pero tan importante como esto es la iluminación, composición (hay recortes de primeros planos donde se juega con los elementos de la cara para buscar composiciones bonitas, que por cierto también suelen estar muy relacionadas con el número phi), y otros factores que determinan lo que finalmente será la fotografía.
Sobre todo lo comentado hay abundante información en la red, y máscaras Marquardt que os pueden ayudar posteriormente en procesado de retratos. Y para cualquier otra consulta, si está en mi mano el poder ayudar a resolverla, contestaré encantado las dudas que se vayan planteando.